Cozumel

Pueblo Mágico

Cozumel es una isla con una vasta riqueza natural, histórica y cultural ubicada en el Caribe Mexicano a 19 Km. de la costa, la isla mide aproximadamente alrededor de 48 km. de norte a sur y 14.8 km. de este a oeste, lo que la convierte en la tercera isla más grande en extensión y la más grande de las islas pobladas de México. Una tierra de oportunidades para hombres y mujeres que trabajan en busca de una mejor calidad de vida.
Cozumel es una palabra maya que significa “Tierra de las Golondrinas”, ya que es un ave muy común en la región. Esta isla cuenta con una larga historia que comienza en el siglo III D.C. cuando llegaron grupos mayas procedentes de la región del Petén guatemalteco.
En el siglo VII D.C. en las postrimerías del clásico maya, migraron mayas de la rama Putún procedentes de Tabasco y sur de Campeche, renovando la organización social, la arquitectura y la religión.

Cozumel se convirtió en un importante punto de la ruta comercial que abarcaba desde el Golfo de México, hasta la costa centroamericana, y se introdujo la devoción a la diosa Ixchel, deidad de la luna, fertilidad y nacimiento, convirtiendo a la isla en su principal santuario, lugar de peregrinación de todo el mundo maya.
En 1518 llegaron cuatro navíos al mando de Juan de Grijalva, el cual se asombró por hallar edificios de piedra y calles niveladas. Los españoles se toparon con una civilización que en algunos aspectos superaba al mundo europeo: un calendario más exacto que el que ellos conocían, importantes conocimientos astronómicos, avanzadas matemáticas, un amplio saber en el campo de la medicina, y además eran excelentes arquitectos.
El capitán español la llamó “Isla de la Santa Cruz” y para el 6 de mayo de 1518, el capellán Juan Díaz ofició la primera misa católica en México en un lugar aledaño a lo que ahora popularmente se le conoce como “Playa Casitas”.

Cozumel

FRAGMENTO DE HISTORIAS Y RELATOS DE MÉXICO, “LA EXPEDICIÓN DE GRIJALVA Y COZUMEL”:

Juan de Grijalva salió el 1 de mayo de 1518 de Cuba y llegó el lunes 3 del mismo mes a Cozumel. En la tarde, los españoles vieron un edificio blanco de gran tamaño y, cuando se acercaron, fueron recibidos por una multitud que aguardaba. Resonaban los tambores y los visitantes se percataron de que la isla estaba muy poblada.
En el templo principal, pirámide mayor de San Juan de Porta Latina de la isla de Santa Cruz, como nombraron esos sitios de la isla descubierta, Grijalva tuvo la evidencia de la idolatría como rasgo religioso de sus habitantes mayas. Había varios ídolos en una suerte de altar, que los nativos reverenciaban.

Grijalva se sorprendió hondamente al observar la arquitectura. Sobre todo, al descubrir una especie de cruz hecha de piedra y, más aún, que fuera objeto de adoración. Al respecto, don Antonio de Saavedra Guzmán, en El peregrino indiano (Madrid, 1599), consignó estos versos cuya grafía me permito actualizar:

“Tienen allí la cruz y la adoraban
Con gran veneración y reverencia,
Dios de lluvias continuo la llamaban,
Y estaba en un gran templo de abstinencia:
Todos muy de ordinario la estimaban
Con gran solicitud y continencia.”

Era la ceiba, el árbol sagrado de los mayas. Si habían llegado el 3 de mayo, día de la Santa Cruz, la adoración indígena de ésta, de piedra, le hizo ver a los españoles, fantasiosamente, continuidad con su España cristiana, y así Grijalva dijo que estas tierras eran la “Nueva España”. Y Cozumel en particular, la Santa Cruz.
Tres días después se animaron a escalar la pirámide. Grijalva tomó el estandarte español de manos del alférez y en la cumbre lo insertó en uno de los ángulos. También entró un sacerdote y dos indígenas más resguardaron la puerta de la capilla. Era un anciano que traía cortados los dedos de los pies y que empezó a incensar a sus ídolos al tiempo que entonaba un grave canto. Enseguida dieron al capitán y los suyos una pipa para que fumaran tabaco, hábito sorprendente para los castellanos y que les era desconocido. Los indios bajaron y Grijalva y su gente arreglaron la capilla lo mejor que pudieron para decir una misa, la primera celebrada en la tierra descubierta.

Un año después Hernán Cortés desembarcó en estas costas y conoció a Jerónimo de Aguilar, uno de los dos sobrevivientes del naufragio de una expedición anterior, el otro sobreviviente fue Gonzalo Guerrero. Cortés llevó a Aguilar con él al resto de la conquista como un intérprete.
Cuando Cortés abandona Cozumel, la antigua civilización estaba ya en ruinas. Adicionalmente, los pocos pobladores que quedaban se vieron infectados con viruela causada por la expedición de Pánfilo de Narváez que iba en persecución de Cortés. La Pandemia casi acaba con la población nativa. Entre 1519 y 1570 la población de la isla disminuyó de 40,000 a 300. Así que durante la colonia la isla permaneció en el olvido prácticamente deshabitada y ante el abandono fue frecuentemente el refugio de algunos piratas y corsarios.
Sir Henry Morgan fue uno de los piratas que radicó temporalmente en la isla, se dice que el pirata quedó tan enamorado del lugar que se estableció y además se topó con algunos vestigios mayas en los que escondía sus tesoros, además se dice que desde la isla fue donde planeaba ataques a puertos de Centroamérica y el Caribe.
Por conveniencia del Gobierno de Yucatán se mandó desalojar la isla, hasta que en 1848 veintiún familias de agricultores del oriente de Yucatán se trasladaron a Cozumel huyendo de la guerra de castas. Los nuevos habitantes de la isla fundaron al menos dos poblaciones: San Miguel y El Cedral, dedicándose a la pesca, explotación de frutas, henequén y chicle.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos construyeron una base aérea en Cozumel considerado punto estratégico, aunque no fue utilizado para tales fines sentó el precedente para la conexión aérea. A mediados del siglo XX, atraídos por las aguas cristalinas y la barrera coralina, los amantes del buceo venían a la isla y quedaban maravillados de las magníficas vistas submarinas, esto dio a conocer las maravillas naturales de la isla. Más tarde en los sesentas el investigador submarino Jacques Cousteau, reforzó esta información a nivel mundial, proclamando que Cozumel era uno de los mejores lugares para bucear, lo cual ayudó a colocarla como uno de los mejores destinos de buceo del planeta.
Después de la Segunda Guerra Mundial y tras el declive del desarrollo local basado en la compra, transportación, almacenaje y exportación del chicle, Cozumel comenzó a figurar como una localidad paradisiaca con futuro turístico. Es importante añadir que, con el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, Cozumel cobró fuerza como nuevo destino en un amplio sector de turismo de sol y playa proveniente de la costa este de los Estados Unidos de América. Como consecuencia, el crecimiento hotelero llegó a Cozumel. En la década de 1960 la isla registró la edificación de 11 nuevos hoteles que generaron una oferta adicional de 405 cuartos y 449 empleos.
Después del comercio de cabotaje, el inicio de la era de los cruceros en la isla no fue inmediata, hay una etapa intermedia en la que viejas embarcaciones se adaptan para el turismo, ranchos de copra se transforman en sitios de hospedaje, bancos de pesca se abandonan para dar paso a la pesca y al buceo deportivo. La incorporación de Cozumel en el circuito de los cruceros fue posterior a la de otros destinos del Caribe; pero en la actualidad disputa con Bermudas el primer lugar en el mundo en número de llegadas y pasajeros.
Aún con todos estos cambios, los habitantes de esta hermosa isla han sabido heredar a sus descendientes la simpleza, tranquilidad y vida sin prisa característica de las villas de pescadores de antaño.